Cuando el negocio está en la estética
Las fundadoras de D-uñas han demostrado que es posible emprender con el cuidado personal pese a ser un sector atomizado.
Esta locura es la ocurrencia de dos amigas que tienen unas ganas tremendas de ser emprendedoras y ven en el sector de la estética una oportunidad de negocio. Era un nicho de mercado muy desestructurado, muy atomizado y muy poco profesional. Antes de montar la empresa no habían tenido ningún contacto con el emprendimiento. Ambas estaban en lo que se llama la “casa de cristal”, cada una en la suya. Trabajaban para grandes multinacionales.
Mery es auditora de cuentas y Sandra especialista en recursos humanos. Hicieron una inmersión en un sector totalmente diferente como es el de la belleza y el cuidado personal. Y luego hay que cruzar la barrera “quitarte el paraguas e ir solo”, que es lo que hace un emprendedor.
Mery Oaknin, cofundadora y CEO de d-uñas, cuenta que “empezar y hacerte emprendedor es cerrar los ojos y saltar a una piscina que no sabes que profundidad tiene. Necesitas esa pizca de locura o de inconsciencia para poder hacerlo”.
La otra cofundadora y directora de operaciones, Sandra Benzaquén, apostilla que “hay otra cosa importante, porque cuando nosotras empezamos hace 16, no te acompañaban los fondos de inversión a hacer el viaje donde tu pones un euro y tus ideas, que es valiosísimo, pero los demás ponen el dinero. Aquí tú pones tus ideas, que es lo que hicimos nosotras, y tu esfuerzo, pero además pones tus ahorros. Y yo creo que eso hay que ponerlo en valor”.
Mery sonríe mientras se reafirma”, porque todo el dinero que has ahorrado en tus 13 o 15 años de carrera profesional sale todo un día de tus cuentas y te lo juegas todo a uno”.
La empresa cuenta con d-uñas Academy, porque consideran que la formación es esencial para el desarrollo de la marca, que en la actualidad dispone de más de 200 tiendas y presencia en ocho países.
Mery y Sandra tienen muy claro desde sus inicios que “para distinguirte y diferenciarte de la competencia, para que el cliente vuelva y se fidelice con la marca el servicio tiene que ser exquisito y eso solo se consigue con una formación constante”.
D-uñas gasta mucho más dinero en formación que en publicidad y para ello necesitan una academia que les permita conseguir un doble propósito. En primer lugar, que las técnicas tengan una carrera profesional estable. En segundo lugar, que puedan montar su propia tienda y convertirse en emprendedoras dentro de la franquicia. “Pero para eso hay que ofrecer seguridad y un negocio estable y rentable”.
Gabriela Durán hizo el curso en d-uñas Academy y enseguida empezó a trabajar. Pronto surgió la oportunidad de adquirir una franquicia y se hizo con ella. A sus 25 años y tres meses después de iniciar su aventura la empresa, ya es rentable y piensa en montar alguna más. “He contado con el apoyo de d-uñas, de mi familia y he logrado montar mi propia empresa dentro de la franquicia”.
Es un negocio donde la presencia de hombres y mujeres es muy dispar. Por ejemplo, las operadoras son todas mujeres. Los clientes en su mayoría son mujeres, aunque ya van entrando hombres y cada vez más. El hombre va siendo más consciente de la necesidad de cuidarse y tener buena imagen. Se va superando esa barrera cultural que impedía a los hombres hacerse las uñas y otros cuidados de manos y cara, principalmente. Esto se ve mucho más en Latinoamérica que en España. Aunque en nuestro país también empieza a notarse.
Y luego está el tema de los inversores en la franquicia. Aquí la cuestión es mucho más igualitaria y se puede decir que la mitad de los inversores son hombres y la otra mitad mujeres. Lo normal es invertir en una sola tienda aunque hay multireincidentes o, mejor dicho, multifranquiciados como es el caso de Daniel Domingo, que hace seis años empezó con una franquicia y ahora cuenta con varias. Y todo se ha conseguido por esas locas ganas de emprender de dos amigas que no podían estarse quietas con sus buenos sueldos en sus casas de cristal.
Y no han hecho más más que empezar.